Una Noche
El silencioso lucero que desperdiciaba su luz sobre tu cuerpo desgarrado, alumbrando a toda una humanidad perdida, ya se fatigó.
El viento no está soplando pero mi ventana se mueve, un escalofrío baja por mi espina, el presagio de una vela que a la mitad se apaga ¿será que tu alma también ha encontrado su fin?
Una noche. Sobre tu cama, recostados. Emanábamos amor de los poros. Dejábamos pasar el tiempo creyéndolo infinito. Derrochábamos nuestra juventud estando en silencio.
Una noche bajo la luz de los grandes faroles del firmamento. No sabíamos que la vida duraba tan poco. Menos que aquellas estrellas fugaces que desapareciendo nos gritaban, envidiosos de ver nuestros ojos declarado amor, desesperados, sorprendidos por las respuestas que recibían.
Una noche. Parece lejana.
Ahora que veo tu cáscara desparramada sobre la tumba de nuestra niñez, no puedo comprender el silencio eterno al que estás obligada, veo tus labios queriendo escapar, negándose a su destino, veo los ojos que le daban dulzura a mi vida, el pecho que tantas veces me dio calor y no comprendo, realmente no lo creo.
La vida es a veces muy cruel, sus caprichos no se pueden pasar por alto.
Lo comprendo recién, ahora que veo el único tesoro al que le dediqué, no solo tiempo, si no que mi corazón entero, mi vida, y mucho mas.
Una noche. Una noche fui feliz.
Tenía el cuerpo que ahora yace muerto boca arriba, tenía el alma que ahora está encadenada a un cohete sin destino ni regreso, tenía mi corazón, mi vida, la que se sacudió con la ventana, la que se apagó con la vela. Pero ahora solo veo mi cara en los cristales tapada por las sombras de mi pasado, y la reconstrucción de lo que fue...
Una noche.
